Nacida en Almendral, Ávila (España) el 10 de octubre de 1549, vivió su adolescencia en los trabajos del campo, pero ya entonces fue regalada por grandes gracias de orden místico.
A los 21 años en 1570 ingresó en las Carmelitas Descalzas del primer monasterio de San José de Ávila, convirtiéndose en la primera conversa de la Reforma, querida por Sta. Teresa de Ávila. La gran reformadora del Carmelo la admitió a la profesión el 15 de agosto de 1572, convirtiéndose pronto en su asistente y compañera de viaje; por orden de Sta. Teresa aprendió casi milagrosamente a escribir.
Tuvo el consuelo de asistir hasta el final a Santa Teresa, que quiso morir en sus brazos, el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes; prosiguió su vida conventual en Ávila, en Madrid (1591), en Ocaña (1595), en 1604 pasó a Francia con Ana de Jesús y otras cuatro carmelitas, para iniciar también allí la reforma de la Orden; en Francia más tarde fue elegida priora de Pontoise (1605) y de Tours (1608).
En 1611 volvió a París, consiguió pasar a Flandes para ponerse bajo la dirección de los Carmelitas Descalzos; después de una parada de un año en Mons (Bélgica), en 1612 partió para fundar un monasterio en Amberes, donde residió los últimos catorce años de su vida, rodeado de la estima de los archiduques y del pueblo de Amberes, a los cuales sus oraciones liberaron de la ocupación de los herejes.
Murió en la gran ciudad belga el 7 de junio de 1626.
La ceremonia de beatificación tuvo lugar el 6 de mayo de 1917.