Nació en Imola, Bolonia, (Italia) el 3 de junio de 1879.
Sacerdote nacido, criado y muerto en su amada Imola, vivió apasionadamente la vida ordinaria y todavía puede decir una palabra a los que hoy buscan el camino que lleva a la paz del corazón y a la santidad de la vida cotidiana. El secreto de su constante bondad hacia todos fue su unión íntima y filial con Dios.
Vivió cada problema y cada día con la maravillosa realidad de lo sobrenatural viviendo en él. Supo ver las cosas y los acontecimientos a la luz de la fe y esto también se lo inculcó en sus convincentes discursos espirituales. Se nos quedaron cortas sus incomparables lecciones de catecismo de las que siempre se salía con el alma inundada de alegría.
Encontrarse con don Giuseppe Mazzanti era un baño de serenidad y descanso.
La fuerza que atraía en él era su gran espíritu de caridad: una caridad cordial y solidaria que daba con sincera y total comprensión; una caridad inteligente que sabía ver, aun en la cizaña y en el desierto de un corazón, la nota positiva, la mecha humeante; una caridad apostólica que supo infundir en aquel ejército de almas generosas -las Hermanitas de Santa Teresa- que, consagradas a Dios en el espíritu de Teresita de Lisieux, encontraron en él al consejero inagotable, al padre generoso, al sabio director de la Obra que él fundó.
Murió el 22 de diciembre de 1954.
La investigación diocesana sobre “vida, virtud y fama de santidad” se abrió el 3 de junio de 2016 en la diócesis de Imola.